Robin Lalande ha alimentado a los estudiantes en los comedores de la UF durante años, pero ahora lucha por alimentarse a sí misma. Ella y varios empleados de Chartwells Higher Education, el proveedor de alimentos de la UF, dependen de beneficios por desempleo y cupones de alimentos después de despidos masivos inesperados a principios de este mes.
Los despidos, que afectaron a 63 empleados según Courtland Thomas, director de mercadeo del distrito de Florida Fresh Dining, fueron un shock para aquellos que asumieron que todavía tendrían trabajo durante el verano.
Thomas dijo que casi 800 empleados trabajan durante el año escolar. Solamente 297, o un tercio de los empleados del semestre de primavera, están trabajando en el semesdre de verano A. Ese número cambiará en función de los cambios de matrícula de verano.
Los empleados no sabían que se quedarían sin trabajo hasta el 3 de mayo, cuando recibieron sus cartas de despido, que también fue su último día de trabajo del semestre de primavera. Esperaban regresar para el verano A o B, pero el aviso tardío los dejó luchando para compensar la pérdida de ingresos.
Se necesitan de dos a cuatro semanas después de presentar una solicitud de desempleo para recibir un pago y hasta 30 días para procesar una solicitud de asistencia alimentaria. Sin tiempo adecuado para prepararse para un verano sin trabajo, muchos trabajadores enfrentan semanas sin un cheque de pago.
“Siento que es una patada en la cara”, dijo Lalande, una de las ex-supervisoras de Broward Hall. “No tengo un cheque. Ahora tengo que sentarme y preguntarme, ¿cómo voy a recibir el pago? ¿Cómo vas a comer? No está bien”.
Lalande dijo que no se suponía que la despidieran en absoluto. Ella y otros empleados esperaban tener trabajo en Cravings Campus Kitchen, pero se enteraron el 1ro de mayo de que el comedor cerraría durante el verano. Según Lalande, incluso el chef ejecutivo de Cravings desconocía los despidos y cierres de Chartwells hasta el último minuto.
“No hay comunicación entre la corporación y sus empleados”, dijo. “Es un desastre”.
La carta de despido, proporcionada por Lalande, citaba la falta de trabajo como la razón de los despidos y decía a los empleados que se requeriría que asistieran a una orientación de regreso al trabajo a principios de agosto.
Pero muchos empleados no pueden esperar tanto tiempo. Lalande dijo que se tomarán medidas más drásticas si Chartwells no escucha sus quejas.
“No nos están escuchando”, dijo. “Si es necesario, terminaremos haciendo una protesta”.
Robin Stewart, directora de administración y finanzas de Servicios Empresariales de la UF, dijo que los despidos son típicos en el verano debido a la disminución del tráfico en el campus. También dijo que Servicios Empresariales de la UF trata de notificar a los empleados sobre los despidos desde abril.
Las decisiones sobre quién se queda y quién se va se toman en asociación con la UF en función de las habilidades, el rendimiento laboral, la preferencia y el tiempo que los empleados han estado con la empresa, según Stewart.
También dijo que los empleados son informados sobre el programa de despidos de verano durante la orientación. El programa permite a los empleados continuar recibiendo beneficios médicos y solicitar desempleo, y ofrece “un retorno garantizado a su puesto cuando las clases se reanuden en otoño”, dijo Stewart.
Lalande, quien no recibió una carta de despido hasta el 16 de mayo, dijo que ella y otros esperaban algunos despidos en el verano, pero nunca había oído hablar de un programa de despidos.
Susan Páez, una trabajadora de servicios de alimentos que ha trabajado en la UF desde 2012, tampoco estaba al tanto de un programa de despidos. Dijo que no está claro cómo será el empleo en otoño, incluso con un retorno garantizado.
Según Páez, su gerente le advirtió sobre horas más reducidas en otoño. Ahora se pregunta si debería buscar otro trabajo.
“Todo está en el aire”, dijo. “No sabemos si volveremos. No sabemos qué estamos haciendo”.
Pero Páez dijo que dejar la UF es lo último que quiere hacer. Para ella y muchos otros empleados de servicios de alimentos que han invertido años en la universidad y sus estudiantes, es más que solo un trabajo.
“Amo lo que hago por los estudiantes”, dijo. “Si tengo que dejar eso, es muy difícil”.
Con solo seis semanas de beneficios por desempleo restantes, Páez dijo que está luchando para llegar a julio.
“También tengo que sobrevivir en mi hogar aquí, así que puede que tenga que tomar esa mala decisión de encontrar otro trabajo, y no debería tener que hacerlo”, dijo.
Páez también expresó su decepción por los estudiantes. Entre la frecuente escasez de alimentos y los comedores con poco personal, dijo que los estudiantes son quienes pagan el precio.
La UF, que se asoció con Chartwells en 2022 después de terminar el contrato de 13 años con el proveedor de alimentos anterior, Aramark, no es la única escuela que ha sido afectada por las políticas y prácticas de Chartwells.
Chartwells, una subsidiaria de Compass Group, tiene un historial de escándalos. La compañía se vio obligada a pagar millones de dólares a Nueva York y Washington, D.C. en 2012 y 2015 respectivamente por problemas de calidad en el catering escolar y mala gestión financiera. En 2014, una escuela secundaria de Connecticut boicoteó sus almuerzos de Chartwells. En 2020, los estudiantes de NYU se sintieron horrorizados por las entregas de comidas en cuarentena de mala calidad. Y en 2021, Chartwells estuvo involucrado en una controversia en el Reino Unido relacionada con las comidas escolares gratuitas.
Chartwells ya puede estar en problemas en la UF. Según Páez, 20 empleados del turno nocturno abandonaron sus puestos a mitad del turno en Gator Corner el 20 de abril porque estaban trabajando con poco personal. Ella dijo que se hicieron promesas de contratar a más personas, pero nunca se cumplieron. Después del abandono, las operaciones volvieron a la normalidad y se les dijo a los empleados que no hablaran sobre ello.
“Los empleados, especialmente durante la noche, han estado clamando por ayuda”, dijo Paez. “Todo está en secreto”.
Ella culpó a la gestión de Chartwells por el silencio de los empleados. Stewart dijo que Servicios Empresariales de la UF no tiene conocimiento de un abandono.
Theresa Parsons, una trabajadora de servicios de alimentos que ha trabajado en el campus durante casi 20 años, dijo que los intentos de llevar quejas a recursos humanos han sido infructuosos y una petición que redactaron en otoño con otros empleados no llegó a ninguna parte.
Ella, Lalande y Páez ahora están encabezando la lucha contra Chartwells. Esperan poder convencer a la compañía de sentarse y hablar con sus empleados.
“Estamos en el limbo”, dijo Parsons.
“Necesitamos correr la voz”, dijo Robin Lalande. “Realmente no están tratando bien a sus empleados.”
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Traducido por Jose Carmona. Contáctalo por j.carmonasoto@alligator.org. Síguelo en X JD_CarmonaS.
Grace McClung is a third-year journalism major and the graduate & professional school reporter for The Alligator. In her free time, Grace can be found running, going to the beach and writing poetry.
Jose Carmona is a third-year journalism major and a reporter and translator for El Caimán. Besides his role, he loves to hang out with his friends, watch any kind of sports and play video games with his cat on his lap.